Autor/es: Néstor Montenegro
Editorial: Corregidor
Edición: 2011
Encuadernación: rústica
Páginas: 141
Idioma: castellano
ISBN: 9789500519236

'Podría hablar horas sobre mi abuelo. Tengo una profunda admiración por él y un enamoramiento eterno. Cuando era chica, el abuelo era 'el que arreglaba todo'. Siempre tuvo un talento especial para todo lo manual y artesanal. Me cuentan que una vez, cuando un perro que teníamos me comió el chupete, yo se lo llevé llorando para que me lo pegue. Él era para mí ese mago todopoderoso que todo lo podía. Y además tocaba el piano, claro.
Después crecí un poco y empecé a percibir el respeto que me inspiraba y la emoción que me invadía cada vez que lo escuchaba tocar. Y así empecé a descubrir al Maestro. Al gran compositor, el que conmueve cuando toca, que siempre está vigente, que vivió tantas cosas. Que sabe. El procer.
Hoy, ya grande, doy gracias a Dios por haberme dado la bendición de ser su nieta. Para mí ha sido y es sin dudas El Maestro de mi vida. El hombre humilde, silencioso, picaro, inteligente, lleno de humor, que también es icono de nuestra cultura y grande entre los grandes, Él tiene el don. Es especial.
Y es lo más dulce y cariñoso del mundo. Para mí todavía es el mago todopoderoso que todo lo arregla. Y el amor de mi vida.' Mariana Fabbiani

Mariano Mores - Néstor Montenegro - Libro

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Autor/es: Néstor Montenegro
Editorial: Corregidor
Edición: 2011
Encuadernación: rústica
Páginas: 141
Idioma: castellano
ISBN: 9789500519236

'Podría hablar horas sobre mi abuelo. Tengo una profunda admiración por él y un enamoramiento eterno. Cuando era chica, el abuelo era 'el que arreglaba todo'. Siempre tuvo un talento especial para todo lo manual y artesanal. Me cuentan que una vez, cuando un perro que teníamos me comió el chupete, yo se lo llevé llorando para que me lo pegue. Él era para mí ese mago todopoderoso que todo lo podía. Y además tocaba el piano, claro.
Después crecí un poco y empecé a percibir el respeto que me inspiraba y la emoción que me invadía cada vez que lo escuchaba tocar. Y así empecé a descubrir al Maestro. Al gran compositor, el que conmueve cuando toca, que siempre está vigente, que vivió tantas cosas. Que sabe. El procer.
Hoy, ya grande, doy gracias a Dios por haberme dado la bendición de ser su nieta. Para mí ha sido y es sin dudas El Maestro de mi vida. El hombre humilde, silencioso, picaro, inteligente, lleno de humor, que también es icono de nuestra cultura y grande entre los grandes, Él tiene el don. Es especial.
Y es lo más dulce y cariñoso del mundo. Para mí todavía es el mago todopoderoso que todo lo arregla. Y el amor de mi vida.' Mariana Fabbiani