Autor/es: Massimo Cacciari / Guillermo Piro (Traductor)
Editorial: Godot
Edición: 2020
Encuadernación: rústica
Páginas: 96
Idioma: castellano
Tamaño: 13 x 20 cm
ISBN: 9789874086747

Massimo Cacciari reflexiona sobre el significado de la figura de la virgen María. La imagen de María con el niño implica una serie de contradicciones a la hora de pensar la relación de la sociedad con lo divino. ¿Cómo se relaciona Dios con la historia humana? ¿Cuál es su esencia? ¿Por qué Dios es generado por una mujer? Massimo Cacciari intenta responder estas preguntas a través de un estudio pormenorizado de pinturas en las que María y el niño son figurados.La doncella no sabe, pero presagia el abandono. El gesto con que aferra contra sí al niño se parece al de un adiós. En el infante al que cuida advierte el sueño del sepulcro. A este presagio obedecen ambos, y sus rostros, sus miradas, sus cuerpos, tocándose, entrecruzándose, a veces evitándose, dan vida al más dramático de los símbolos. La doncella y el niño que apenas ha generado llevan ya dentro de sí la imagen de la Vieja y el Crucifijo; y al mismo tiempo, María en la Cruz es memoria de aquella doncella que Mantegna ha visto inclinada sobre el niño indefenso, como asumiendo dentro de sí, con el hálito, el destino.

Generar a Dios - Massimo Cacciari - Libro

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Autor/es: Massimo Cacciari / Guillermo Piro (Traductor)
Editorial: Godot
Edición: 2020
Encuadernación: rústica
Páginas: 96
Idioma: castellano
Tamaño: 13 x 20 cm
ISBN: 9789874086747

Massimo Cacciari reflexiona sobre el significado de la figura de la virgen María. La imagen de María con el niño implica una serie de contradicciones a la hora de pensar la relación de la sociedad con lo divino. ¿Cómo se relaciona Dios con la historia humana? ¿Cuál es su esencia? ¿Por qué Dios es generado por una mujer? Massimo Cacciari intenta responder estas preguntas a través de un estudio pormenorizado de pinturas en las que María y el niño son figurados.La doncella no sabe, pero presagia el abandono. El gesto con que aferra contra sí al niño se parece al de un adiós. En el infante al que cuida advierte el sueño del sepulcro. A este presagio obedecen ambos, y sus rostros, sus miradas, sus cuerpos, tocándose, entrecruzándose, a veces evitándose, dan vida al más dramático de los símbolos. La doncella y el niño que apenas ha generado llevan ya dentro de sí la imagen de la Vieja y el Crucifijo; y al mismo tiempo, María en la Cruz es memoria de aquella doncella que Mantegna ha visto inclinada sobre el niño indefenso, como asumiendo dentro de sí, con el hálito, el destino.