Autor/es: Michèle Audin
Editorial: Periférica
Edición: 
Encuadernación: Rústica
Páginas: 168
Tamaño: 13,5cm x 21cm
Idioma: Castellano 
ISBN: 9788418264689 

En junio de 1957, durante la batalla de Argel, el matemático y militante comunista Maurice Audin fue apresado por el Ejército francés, acusado de colaborar con el movimiento de independencia argelino. Tenía veinticinco años. Torturado hasta la muerte, su cuerpo nunca se encontró. En 2014 el Gobierno francés por fin reconoció que su desaparición, un caso que conmocionó a la sociedad francesa durante décadas, no había sido un misterio sin resolver, sino un asesinato de Estado. Pero ni esta muerte ni su implicación política son el tema principal de este libro, sino, en cierto sentido, la historia de las «personas de las que se ha dicho que no tienen historia», los pobres, los olvidados. Michèle Audin reconstruye, con una minuciosa labor de arqueología, la vida de su padre y los orígenes de su familia, pero también los detalles, rastros, objetos y gestos de una clase social, de un tiempo en el que los niños heredaban los nombres de sus hermanos mayores muertos y la profesión de las mujeres trabajadoras no constaba en el registro civil. Con una prosa inconfundible, que aúna la precisión de la matemática y la especulación poética, Audin se coloca en la encrucijada de las nuevas formas literarias, donde documento e imaginación fabuladora sellan un pacto ético. Por eso, Una vida breve es más que un ejercicio de «literatura de los hijos». Cumple un deseo esencial de la gran literatura: narrar esas vidas concretas que, a veces involuntariamente, tienen la capacidad de condensar la Historia.
OPINIONES DE LA CRÍTICA
«De este inventario a la manera de Georges Perec, uno no sale conmovido, sino mejor: lúcido, sorprendido, tranquilo por haber vislumbrado, bajo la máscara fija del héroe, el movimiento reconstruido de una vida, la de un joven al que le impiden envejecer.» Catherine Simon, Le Monde

«Las matemáticas se traslucen en el método, el estilo, la palpable pasión de Michèle Audin por esta disciplina. Nada sobra: lo que aquí tenemos es el riguroso boceto de una constatación, el exigente razonamiento de una mente que sólo se siente satisfecha con los hechos probados. La sencilla y manifiesta poesía de las matemáticas recorre sin cesar estas páginas.» Léon-Marc Levy, La cause littéraire

«Ni palabras grandilocuentes ni lirismo, sino la indagación del día a día de un hombre: sus antepasados, banales, y las cartas de su niñez; su amor por las matemáticas; su boda con Josette, a la que conoció en la Universidad de Argel; las fotos en blanco y negro que hicieron con su Kodak; los cuadernos en los que la joven pareja registraba sus cuentas y anotaban todos los gastos: un reloj, una entrada de cine, un salero pequeño, tampones Gex… De este inventario a la manera de Georges Perec –el de Je me souviens (Hachette, 1978) o el de W ou le Souvenir d'enfance (Denoël, 1975), citados al final del libro en los “Agradecimientos y fuentes”–, uno no sale conmovido, sino mejor: lúcido, sorprendido, tranquilo por haber vislumbrado, bajo la máscara fija del héroe, el movimiento reconstruido de una vida, la de un joven al que le impiden envejecer, un muchacho que sonríe de pie al sol en la foto de la cubierta del libro francés. Un niñito al que su hija, con su cabello ya entrecano, observa, y al que nosotros descubrimos.» Catherine Simon, Le Monde Livres

«Michèle Audin recopila datos, hace preguntas, observa, todo ello a la distancia justa: ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Despliega ante nuestros ojos lo que se ha dicho de su padre, las huellas que éste ha dejado, aquello de lo que a ella le gustaría acordarse: “Me gustaría conocer sus defectos”, escribe. En cuanto a sus propios recuerdos, “íntimos, preciosos, inútiles y pesados”, la autora se los guarda para ella con el fin de que permanezcan intactos.» Catherine Simon, Le Monde Livres

«“No escribo para desatar nada ni para ser útil. Escribo para mí, para hablar de este joven: mi padre”. La autora lo consigue sin flores, sin lágrimas y sin corona.» Catherine Simon, Le Monde Livres
Cita de reseña crítica:  «Michèle Audin es, sin duda alguna, una intelectual de alto nivel. Es también madre, historiadora, una gran archivista, una bulímica de la lectura y, last but no least, la hija para siempre de Maurice y Josette Audin.» Catherine Simon, Le Monde Livres

«El hecho de descartar la hagiografía convierte a este libro en un ejercicio sobresaliente. Michèle Audin persigue la figura de su padre en todo aquello que desconoce de él, en todo aquello que le habría gustado saber de él y que se disipó un día de 1957.» Léon-Marc Levy, La cause littéraire

«Las matemáticas están omnipresentes en este relato. […] Se traslucen en el método, el estilo, la palpable pasión de Michèle Audin por esta disciplina. Nada sobra: lo que aquí tenemos es el riguroso boceto de una constatación, el exigente razonamiento de una mente que sólo se siente satisfecha con los hechos probados, la modestia de la narradora (“eso no lo sé”, “eso también lo desconozco”…). La sencilla y manifiesta poesía de las matemáticas recorre sin cesar estas páginas.» Léon-Marc Levy, La cause littéraire

«La vida no son matemáticas exactas. Todo eso lo cuenta Michèle Audin en Una vida breve.» Núria Escur, La Vanguardia

Una vida breve - Michèle Audin

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Páginas: 168
Tamaño: 13,5cm x 21cm
Idioma: Castellano 
ISBN: 9788418264689 

En junio de 1957, durante la batalla de Argel, el matemático y militante comunista Maurice Audin fue apresado por el Ejército francés, acusado de colaborar con el movimiento de independencia argelino. Tenía veinticinco años. Torturado hasta la muerte, su cuerpo nunca se encontró. En 2014 el Gobierno francés por fin reconoció que su desaparición, un caso que conmocionó a la sociedad francesa durante décadas, no había sido un misterio sin resolver, sino un asesinato de Estado. Pero ni esta muerte ni su implicación política son el tema principal de este libro, sino, en cierto sentido, la historia de las «personas de las que se ha dicho que no tienen historia», los pobres, los olvidados. Michèle Audin reconstruye, con una minuciosa labor de arqueología, la vida de su padre y los orígenes de su familia, pero también los detalles, rastros, objetos y gestos de una clase social, de un tiempo en el que los niños heredaban los nombres de sus hermanos mayores muertos y la profesión de las mujeres trabajadoras no constaba en el registro civil. Con una prosa inconfundible, que aúna la precisión de la matemática y la especulación poética, Audin se coloca en la encrucijada de las nuevas formas literarias, donde documento e imaginación fabuladora sellan un pacto ético. Por eso, Una vida breve es más que un ejercicio de «literatura de los hijos». Cumple un deseo esencial de la gran literatura: narrar esas vidas concretas que, a veces involuntariamente, tienen la capacidad de condensar la Historia.
OPINIONES DE LA CRÍTICA
«De este inventario a la manera de Georges Perec, uno no sale conmovido, sino mejor: lúcido, sorprendido, tranquilo por haber vislumbrado, bajo la máscara fija del héroe, el movimiento reconstruido de una vida, la de un joven al que le impiden envejecer.» Catherine Simon, Le Monde

«Las matemáticas se traslucen en el método, el estilo, la palpable pasión de Michèle Audin por esta disciplina. Nada sobra: lo que aquí tenemos es el riguroso boceto de una constatación, el exigente razonamiento de una mente que sólo se siente satisfecha con los hechos probados. La sencilla y manifiesta poesía de las matemáticas recorre sin cesar estas páginas.» Léon-Marc Levy, La cause littéraire

«Ni palabras grandilocuentes ni lirismo, sino la indagación del día a día de un hombre: sus antepasados, banales, y las cartas de su niñez; su amor por las matemáticas; su boda con Josette, a la que conoció en la Universidad de Argel; las fotos en blanco y negro que hicieron con su Kodak; los cuadernos en los que la joven pareja registraba sus cuentas y anotaban todos los gastos: un reloj, una entrada de cine, un salero pequeño, tampones Gex… De este inventario a la manera de Georges Perec –el de Je me souviens (Hachette, 1978) o el de W ou le Souvenir d'enfance (Denoël, 1975), citados al final del libro en los “Agradecimientos y fuentes”–, uno no sale conmovido, sino mejor: lúcido, sorprendido, tranquilo por haber vislumbrado, bajo la máscara fija del héroe, el movimiento reconstruido de una vida, la de un joven al que le impiden envejecer, un muchacho que sonríe de pie al sol en la foto de la cubierta del libro francés. Un niñito al que su hija, con su cabello ya entrecano, observa, y al que nosotros descubrimos.» Catherine Simon, Le Monde Livres

«Michèle Audin recopila datos, hace preguntas, observa, todo ello a la distancia justa: ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Despliega ante nuestros ojos lo que se ha dicho de su padre, las huellas que éste ha dejado, aquello de lo que a ella le gustaría acordarse: “Me gustaría conocer sus defectos”, escribe. En cuanto a sus propios recuerdos, “íntimos, preciosos, inútiles y pesados”, la autora se los guarda para ella con el fin de que permanezcan intactos.» Catherine Simon, Le Monde Livres

«“No escribo para desatar nada ni para ser útil. Escribo para mí, para hablar de este joven: mi padre”. La autora lo consigue sin flores, sin lágrimas y sin corona.» Catherine Simon, Le Monde Livres
Cita de reseña crítica:  «Michèle Audin es, sin duda alguna, una intelectual de alto nivel. Es también madre, historiadora, una gran archivista, una bulímica de la lectura y, last but no least, la hija para siempre de Maurice y Josette Audin.» Catherine Simon, Le Monde Livres

«El hecho de descartar la hagiografía convierte a este libro en un ejercicio sobresaliente. Michèle Audin persigue la figura de su padre en todo aquello que desconoce de él, en todo aquello que le habría gustado saber de él y que se disipó un día de 1957.» Léon-Marc Levy, La cause littéraire

«Las matemáticas están omnipresentes en este relato. […] Se traslucen en el método, el estilo, la palpable pasión de Michèle Audin por esta disciplina. Nada sobra: lo que aquí tenemos es el riguroso boceto de una constatación, el exigente razonamiento de una mente que sólo se siente satisfecha con los hechos probados, la modestia de la narradora (“eso no lo sé”, “eso también lo desconozco”…). La sencilla y manifiesta poesía de las matemáticas recorre sin cesar estas páginas.» Léon-Marc Levy, La cause littéraire

«La vida no son matemáticas exactas. Todo eso lo cuenta Michèle Audin en Una vida breve.» Núria Escur, La Vanguardia